El laberinto hormonal

Nathaly Marcus nos habla sobre lo que las mujeres necesitan saber acerca de sus hormonas y cómo contrarrestar los efectos negativos.
Texto: Alexis Mustri Guindi


Nathaly es la Fundadora y Directora de Bienesta, centro de medicina funcional enfocado en tratar enfermedades crónico degenerativas, promover la prevención y la autosanación, fortalecer el organismo y mejorar la calidad de vida, explica que desde los estrógenos hasta el cortisol e insulina, esta red compleja de mensajeros químicos ayuda a nuestro cuerpo a funcionar y guía qué tan bien funciona nuestro cerebro y otros órganos. “Si por alguna razón la señal de estos mensajeros está fallando, encontrarás que tu cuerpo y mente pueden sufrir las consecuencias, resultando en condiciones como bochornos a edad temprana, ansiedad o grasa abdominal que, sin importar los intentos, no se pueden perder”.

Decenas de glándulas están soltando diversas hormonas todo el tiempo. Estos compuestos al circular en la sangre nos ayudan a respirar, nos indican cuándo comer y cuándo dejar de comer, curan nuestras heridas y nos ayudan a embarazarnos. Ninguna hormona es buena o mala: la hormona del estrés (cortisol) nos ayuda a mantener una presión sanguínea y circulación normales, pero puede estimular el hambre; los estrógenos protegen a nuestros huesos y mantienen nuestra piel hidratada, pero también disparan los bochornos pre-menopausia. Estos químicos están en constante comunicación uno con otro, al igual que con diversos componentes en el cuerpo, para mantenerse en equilibrio.

Al igual que el aceite en tu coche, quieres la cantidad adecuada de cada hormona. Por ejemplo, si la hormona estimulante de la tiroides (TSH) sale de rango, aunque sea por unas malignidades, la memoria, temperatura del cuerpo y muchas otras funciones comienzan a alterarse. Los niveles de hormonas se miden en sangre, orina o saliva. Si has hecho pipí en una prueba de embarazo ya revisaste una hormona tú misma.

Por su parte, la testosterona, conocida como hormona sexual “masculina”, producida por los ovarios y las glándulas adrenales, puede ayudar a mantener tu libido elevado. Tus niveles comienzan a disminuir de forma natural a partir de los 30 años. Los niveles disminuyen aún más en la menopausia y la suplementación de testosterona puede ayudar a algunas mujeres con su apetito sexual. Sin embargo, un desequilibrio más común es el escaso de testosterona: el síndrome de ovario poliquístico (SOP) afecta hasta al 10% de las mujeres en edad reproductiva y es la mayor causa de infertilidad.

Asimismo, ganar o perder peso puede modificar la insulina, estrógenos, progesterona, testosterona, hormonas tiroides, leptina y germina (las hormonas de hambre y saciedad respectivamente). Pierde 10% de tu peso corporal a través de una alimentación saludable y ejercicio, verás que mejora la respuesta de tu cuerpo a la insulina y disminuye el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

También, la hormona paratiroidea se produce en la glándula paratiroidea y rastrea tus niveles de calcio. Cuando circula demasiada hormona paratiroidea, el calcio en sangre se eleva mientras que tu cuerpo se roba el calcio de los huesos, causando osteoporosis. Las mujeres tienen mayor predisposición a problemas con la glándula paratiroidea.

En lo que se refiere a los efectos secundarios de las pastillas anticonceptivas, es que disminuyen los niveles de oxitocina en el cerebro, conocida como la hormona de apareamiento. Mayores niveles de oxitocina se relacionan a mayor intensidad en el orgasmo. Además, menores niveles de oxitocina pueden influir en la atracción por la cara de tu pareja, la encuentras menos atractiva y tus niveles de celos podrían incrementar.

Por último, las mujeres con perimenopausia pueden sufrir de bochornos y sudoración nocturna excesiva por sus fluctuaciones en estrógenos, usualmente a estas mujeres les recomiendan terapia de reemplazo hormonal o antidepresivos y a algunas les gustaría una alternativa. Afortunadamente tenemos un nuevo remedio a la vista, actualmente se está estudiando el bloqueador del receptor de neuroquinina-3 (o bloqueador de NK-3), un medicamento que frena el proceso cerebral que inicia los bochornos. Si todo va de acuerdo al plan, una pastilla diaria estará disponible en algunos años.

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