Platicamos con Grettell Valdez, quien nos compartió cómo ha crecido y evolucionado tanto en su vida laboral como personal, a través de una gran convicción, el amor de la familia y su amor por la actuación.
Fotografía: Rodrigo Palma
Asistente de fotografía: David Nicolás
Estilismo: Alberto Rebelo & Santiago Araico
Cabello: Gabriela Montes de Oca
Maquillaje: Ger Parra
PR: Aquiles Rodríguez para Jerry ML
Entrevista: Aarón Zavaleta
¿Cómo era Gretell cuando era pequeña? ¿Qué recuerdo podría definir tu infancia?
Cuando tenía seis años y aún estaba en Querétaro, estuve tres años consecutivos pidiendo pelotas en mis cumpleaños o cuando se reunía la familia. Siempre les pedía eso, pero no entendían el porqué, así que me llegaban pelotas con estampados de todas las figuras y colores. Llegó un momento en el que junté 53 pelotas y era la niña más feliz del mundo. No eran para jugar, sino que tenía la manía de acomodarlas por colores y tamaños. Desde ahí nació mi ímpetu de ser muy ordenada.
Eso se podría llamar un tipo de colección entonces… ¿Ese tipo de hábitos aún lo tienes?
Hoy en día colecciono artículos promocionales de diversas marcas, pero siempre siendo muy ordenada, lo que se ve reflejado en mi clóset. Siempre levanto la mano para acomodar esas partes de la casa; lo tomo como una especie de terapia que me relaja mucho. Tanto que pongo música y disfruto de una copa de vino.
En la vida laboral y personal se aplica la frase “el show debe continuar”. ¿En qué momento has ocupado esa frase?
Cuando me enteré de que mi padre tenía un derrame cerebral estaba en medio de una producción de “Buscando a Frida”. Recuerdo que di un grito fuerte y seguí con mi trabajo con todo el dolor de mi corazón. Al terminar la escena me preguntaron y les di la noticia, a lo que la productora me dijo que me fuera con mi papá, pero todo ese rato de grabación se me hizo eterno, siempre tratando de dar la mejor cara y lo mejor de mí en mi trabajo.
¿Cómo ha sido la evolución de tus personajes?
Ha sido un proceso complicado. Me tocó hacer casi todos los proyectos juveniles y yo quería salir en horario estelar, y se logró. Luego salieron las plataformas digitales y se cambió completamente el formato. Hoy en día, estas plataformas son bendiciones para el actor porque diversifican cada papel tomado.
En el ámbito personal, cuál ha sido la etapa de tu vida que te ha hecho más feliz?
Sin duda, cuando nació mi hijo. Esto es algo que recuerdo todos los días y verlo crecer día a día me marca, sobre todo porque el trabajo de ser mamá no es nada fácil, pero la verdad hemos creado una excelente comunicación. Trato de darle lo mejor de mí y aprendo mucho de él. He ido aprendiendo de todo; nadie nace sabiendo ser mamá, así que preguntando y asesorándome, considero que soy una buena madre.
¿Qué sigue para tu vida laboral o personal?
Quiero estudiar diseño de interiores. Es un sueño que tengo pendiente, siempre me ha llamado la atención y despierta mi yo creativa. Eso es lo que sigue en mi vida.
Por último, compartes pantalla en La historia de Juana y también nuestra portada con Mario Morán. Cuéntanos un poco de tu experiencia a lado de él durante esta producción:
Él es un tipazo. Nos hemos tratado como hermanos y él me procura mucho en cada proyecto que compartimos. Hoy en día nos hablamos mucho. Ahora que compartimos portada es un orgullo porque yo lo quiero y lo estimo mucho. Adoro compartir tiempo con él, sobre todo porque hemos creado una amistad que pocos tienen, así que estoy contenta con el resultado que reflejamos los dos.
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