Matute: Por qué la música de los 80 es un legado que se niega a morir

De los ensayos improvisados a los grandes escenarios, los integrantes de Matute comparten cómo la música los eligió, qué significa rendir homenaje a los 80 y cómo han logrado mantenerse unidos por casi dos décadas.

¿Cuál fue el momento clave en tu vida que te llevó a dedicarte a la música, y cómo llegaste a formar parte de Matute?

JORGE D’ALESSIO: La música siempre estuvo presente en mi vida, pero no porque mis papás me lo impusieran. Aunque me gustaba el arte, al principio no tenía ese deseo de ser artista. Me fui acercando de manera natural, acompañaba a mi mamá a ensayos y ahí me pegaba a grandes músicos como Enrique Neri. Más adelante, cuando me fui a vivir a Alabama, aprendí sobre programación MIDI y me empecé a inclinar hacia la producción, produje la Rockola Coca Cola, las Caravanas Navideñas, entre otros eventos.

Durante la última Rockola Coca-Cola que produje, en 2006, fue cuando nació Matute. En ese momento, Oso Morales e Irving Regalado tocaban con Alejandra Guzmán, y coincidíamos en los soundchecks. Cuando ella se iba, nos quedábamos tocando por gusto algunas canciones que nos encantaban. Un día les propuse tocar en el antro de un amigo que no abría los miércoles, le pedí que lo abriera solo para nosotros y que nos pagara con una botella de ron, y así arrancamos, sin expectativas, solo por amor a la música.

TANA PLANTER: Siempre quise dedicarme a algo que tuviera que ver con el arte, estudié arte dramático, o sea actuación, pero siempre me gustó cantar, desde muy chiquita; cada vez que estaba sobre el escenario actuando, lo que realmente disfrutaba era cantar… y cuando cantaba, sentía que lo mío era actuar. Siempre viví entre esas dos pasiones, entonces empecé a hacer algo en donde podía combinar todo que era teatro musical.

Conocí a Jorge cuando tenía 15 años. Literal éramos amigos desde hace muchos años atrás, nos habíamos dedicado a la música todos antes de juntarnos para tocar las canciones que nos gustaban los miércoles, nunca nos imaginamos que fuera a pasar todo lo que está pasando y estamos ya cumpliendo 18 años juntos. 

NACHO IZETA: El momento clave fue cuando estaba en primero de secundaria. Mi hermano mayor solía tocar la guitarra, pero un día simplemente dejó de hacerlo. Mi mamá, con tal de que el instrumento no quedará olvidado, me dijo que aprendiera o me metiera a la rondalla de la secundaria. Así que empecé a tocarla… lo primero que aprendí fueron boleros, y fue ahí cuando me enamoré de la música. Desde entonces no he soltado la guitarra. 

Ese fue el punto de partida de todo este camino que hoy me tiene aquí, formando parte de Matute, grupo al que yo entré porque Pepe Sanchéz y yo tocábamos en el mismo bar de la CDMX, entonces cuando él entra a Matute, el vocalista se sale y ven en mi una oportunidad porque aparte de tocar la guitarra me gustaba cantar.

IRVING REGALADO: Desde que tengo memoria, la música ha sido parte de mi ADN. Mi papá es músico y crecí rodeado de instrumentos, ensayos y escenarios. Para mí no fue una elección, fue algo que se dio muy natural. Comencé tocando en un bar del Estado de México, me lancé al ruedo supliendo al baterista de una banda, les gustó y me quedé, fue ahí donde encontré la pasión por la música.

La historia con Matute comenzó cuando yo trabajaba con Alejandra Guzmán y fue cuando me invitaron a suplir al baterista de ese momento de Matute, se dió la oportunidad, hice 2 shows con ellos y me invitaron a quedarme. Fue un camino bastante largo, empezamos en un antro de la CDMX y el resto lo escribió la gente.

OSO MORALES: Comencé a tocar música a los cuatro años. Desde entonces, nunca consideré otra opción en mi vida profesional. La música fue, es y seguirá siendo mi camino. Cuando toqué por primera vez con Matute, sentí de inmediato una conexión profunda con el proyecto. Era justo el tipo de banda que había estado esperando durante años: una que combinara profesionalismo, entrega y pasión por el escenario. Desde ese momento supe que tenía que formar parte de esto de manera permanente, jamás dudé que debía ganarme ese lugar en la banda con trabajo, compromiso y lealtad.

PEPE SÁNCHEZ: Toda la vida he estado alrededor de la música: mis padres, pianistas ambos, tocaban, uno tocaba jazz y otro música clásica. Hubo un acercamiento con Octavio Padilla, antes Manager de Fey, que me escuchó en piano y me invitó a participar en este tipo de espectáculos, cuando yo no tenía ni idea de la música pop mexicana. Yo no sabía lo que era un sintetizador, pero me aventé a hacer esta aventura y descubrí otro universo musical que me atrapó por completo. Así empecé a estudiar la tecnología detrás de los sonidos, programación y construcción de sonidos, y ahí comenzó mi historia musical a nivel profesional.

Sobre Matute, yo estaba tocando en un lugar en Insurgentes Sur en la ciudad de México y tenía varios conocidos que invitaron en una ocasión a Jorge D’Alessio. Acabando de tocar, estuvimos conviviendo y él me ofreció tocar entre semana, música que nos gusta y sin ningún honorario. Me gustó el proyecto, ya que no tenía ningún interés de tipo monetario, y lo único que tenías que poner era el corazón.

Matute ha logrado llevar los 80 a nuevas generaciones. ¿Qué significa para ti rendir homenaje a esa década desde el escenario?

JORGE D’ALESSIO: Musicalmente es una época maravillosa. Para mí, lo más fascinante de los 80 es que son atemporales porque pasaron muchas cosas. No importa cuántos años pasen, esa música sigue viva, sigue vigente y sigue emocionando. Un concierto de Matute es una experiencia que celebra a toda una generación, rendir homenaje a esa década es tocar fibras sensibles que le recuerden a la gente cómo nos sentíamos yendo a las tardeadas, nuestros primeros amores y los corazones rotos.

TANA PLANTER:

Es un honor absoluto poder rendir homenaje a esa década tan importante musicalmente, me atrevo a decir que para mí es la época más rica musicalmente, tanto de arreglos, de letras, como de intérpretes, de cantantes únicos, los vocalistas eran muy poderosos y todos los timbres de los cantantes eran muy distintivos, ninguno se parecía a otro, todo el mundo tenía una personalidad muy definida. Son canciones muy complejas y muy ricas, entonces es un honor poder interpretar y homenajear canciones de una época tan importante musicalmente.

NACHO IZETA:

Rendirle homenaje a los 80 desde el escenario ha sido un regalo enorme. Para mí, ha significado poder vivir de lo que amo, tocando la música con la que crecí, la que me marcó en la infancia y la juventud. Cada show es como revivir esa época, pero ahora desde otro lugar, compartiéndola con nuevas generaciones y con toda nuestra familia ochentera. 

IRVING REGALADO:

Los 80 no fueron solo una época, fueron una revolución. La música vivió una transformación profunda en cuanto a la manera de crear y producir, todo gracias a la tecnología y la creatividad que explotó en esos años. Para mí, rendir homenaje desde el escenario a esa época es un honor. Es revivir la emoción de una década inolvidable que marcó a toda una generación y al mismo tiempo, acercarla a las nuevas generaciones y que encuentren un abanico de riqueza musical.

OSO MORALES:

Los 80 fueron una etapa crucial en la historia de la música, y particularmente significativa en mi vida. Fue la década que marcó mi adolescencia, con sonidos que definieron no solo una época, sino la manera en la que concebimos la música moderna. Poder rendir homenaje a esos años es, para mí, un acto de respeto y también de amor. Es muy gratificante ver cómo las nuevas generaciones reciben esta música con tanto entusiasmo, y cómo logran conectar con las emociones que despertó en su momento. Es una especie de puente entre el pasado y el presente, y ser parte de eso es profundamente significativo.

PEPE SÁNCHEZ:Significa hacer por completo, lo que vamos hacer, y cuando amas hacer lo que llamas trabajo, entendemos que en esa época hubo una riqueza cultural inimaginable, tan es así que mucha de la gente de nuevas generaciones siguen adoptando canciones de esa época de cualquier género. Para mí rendirle el homenaje que merece, no es más que cumplir con un legado musical, que tiene que conocer cualquier persona, ya que totalmente fui influenciado por esa época y me encanta poderlo transmitir a toda la gente que se pueda en cualquier territorio que se pueda.

En una banda tan dinámica, ¿cómo defines tu rol dentro del grupo, tanto en el escenario como detrás de él?

JORGE D’ALESSIO:

Estoy a cargo de toda la dirección creativa detrás de cada experiencia que presenta Matute. Desde la concepción del show hasta los últimos detalles en producción, mi enfoque está en crear una experiencia que combine música, tecnología y emociones.

Durante la etapa de producción, también me encargo de programar las secuencias que usamos en cada show, es decir todos esos elementos que no pueden ejecutarse en vivo, como efectos especiales, transiciones sonoras, explosiones, y otros recursos que enriquecen la experiencia, y que corren desde una computadora, sincronizadas con lo que tocamos en vivo, yo por ejemplo junto con Pepe decidimos que tocará cada uno durante el show y que es lo que estará en la secuencia.

TANA PLANTER:

Mira, soy la única mujer en la banda, la verdad es que me siento bendecida de compartir mi camino con cinco personas a las que amo y admiro tanto, son unos caballeros, me hacen sentirme cuidada, consentida, respetada, tomada en cuenta y eso es una bendición para mí. Yo de igual manera trato de hacerlos sentir así, los admiro, los quiero y es una bendición tremenda compartir mi sueño con ellos.

Siempre he creído en una frase que nos representa muy bien: “Todos somos buenos, pero no tan buenos como todos juntos”. En Matute, cada uno tiene un papel fundamental, y es precisamente esa combinación de talentos lo que nos hace tan fuertes.

NACHO IZETA:

Siempre he dicho que funcionamos como un reloj suizo, cada uno tiene un rol muy específico, y juntos formamos un mecanismo perfecto. Mi papel dentro del grupo es interpretar los temas con el mayor respeto posible, cuidando mi voz y mi instrumento, pero también siendo muy consciente del trabajo en equipo. No se trata solo de hacerlo bien individualmente, sino de escuchar a mis hermanos en el escenario, de darles su espacio. Si ya tuve un momento para lucirme, entonces me toca impulsarlos a ellos. Esa sincronía y generosidad entre nosotros es lo que hace que Matute funcione con tanta fuerza.

IRVING REGALADO:

Cada integrante tiene un rol único y esencial en Matute. En mi caso, como baterista, soy el responsable del soporte rítmico del show. Es una labor fundamental, porque el ritmo es la base sobre la que todo se construye en el escenario. Pero más allá de eso, creo que todos trabajamos en conjunto, aportando lo mejor de nosotros para que el espectáculo funcione como un engranaje perfecto.

OSO MORALES:

En el escenario, como bajista, mi misión es sostener y enriquecer el sonido del grupo. Trabajo siempre para que lo que yo toque sirva a la canción, a mis compañeros y al espectáculo en su conjunto. El bajo no busca protagonismo, pero sin él, el cuerpo de la música se desmorona. Fuera del escenario, procuro lo mismo. Me esfuerzo por ser un apoyo real para mis cinco hermanos de banda y para todo el equipo que hace posible lo que presentamos cada noche. 

PEPE SÁNCHEZ:

Lo más padre de esta pregunta es que cada uno podremos contestar esta pregunta de los demás pero, en lo personal creo que mi rol es la parte armónica en la cuestión musical, así como de arreglos orquestales en la cuestión de producción.

Ahora, en la parte de escenario, amo  ser la parte de picardía, irreverencia y extrovertida, sin dejar el respeto de lado. Ese sería totalmente mi rol.

Matute ha crecido muchísimo desde aquellos shows íntimos hasta llenar auditorios. ¿Qué sigue para ti como artista y qué sueñas lograr en los próximos años?

JORGE D’ALESSIO:

Gracias a Dios somos muy bendecidos. Siempre he creído que el verdadero éxito no está en los boletos que vendes ni en cuántos países visitas, sino en poder llevar sustento a tu casa haciendo lo que amas. Si tienes eso, ya eres afortunado.

Todo lo que hemos construido con Matute lo recibimos con humildad y mesura, tanto en lo profesional como en lo personal. Tana tiene una frase que dice: ‘Nada es para tanto, ni nada es para siempre’, y es real, no importa en dónde estemos,el tamaño del escenario, eso no nos hace diferentes a nadie. Esto, algún día, también pasará. 

Por eso cada oportunidad nueva, cada logro y cada sueño cumplido lo vivo con mucha humildad, con agradecimiento y con esa misma emoción del primer día. No hay que perder nunca la capacidad de asombro.

TANA PLANTER:

Siempre decimos que nuestro sueño es seguir viviendo de lo que amamos hacer. Claro que soñamos con llegar a más países, crear nuevas experiencias, grabar muchos más DVDs y seguir haciendo crecer a nuestra familia ochentera. Pero lo más importante para nosotros es que Dios nos permita mantener la claridad de seguir entreteniendo, sin perder de vista lo esencial: el éxito personal. Lo más valioso es cuidarnos, respetarnos y admirarnos como lo hemos hecho hasta ahora. Ese, sin duda, es el sueño de los seis.

NACHO IZETA:

Lo que sigue para mí como artista es seguir creciendo, seguir puliendo mi forma de interpretar, de conectar con la gente a través de la voz. Siempre hay algo que mejorar, algo que refinar… y con los años, esa experiencia se vuelve tu mejor herramienta. Lo que busco es que, en cada nueva etapa o experiencia que creemos con Matute, logremos mantener eso que nos distingue, hacer sentir nostalgia. Y a nivel personal, también quiero seguir creciendo, evolucionando no solo como músico, sino como ser humano.

IRVING REGALADO:

Lo que sigue es seguir creando, innovando y ofreciendo experiencias que conecten con el público. Como baterista y parte de Matute, mi compromiso es seguir evolucionando, estar siempre listo para aportar ideas nuevas y mantener el nivel del espectáculo. El sueño es seguir creciendo, no conformarnos, y seguir siendo la mejor versión de nosotros mismos más actualizada, tanto arriba como abajo del escenario.

OSO MORALES:

Mi meta como artista es simple, pero constante: seguir creciendo. Quiero ser un mejor bajista, un mejor compañero y una mejor persona, no solo para mis cinco hermanos de Matute, sino también para el público que nos acompaña. 

Lo que sigue es seguir construyendo desde la solidez, seguir entregando lo mejor de nosotros cada noche, y seguir soñando en grande, con los pies en el escenario y el corazón en cada nota.

PEPE SÁNCHEZ:

Como artista creo y coincido con todos los demás, que si llevamos 18 años en Matute, cosechando éxitos y sembrando sueños, esperamos durar mínimo 50 años más siguiendo con nuestros sueños y cumpliendo paso a paso con trabajo, y con respeto nuestro camino. Qué sueño lograr, creo que ya lo tengo que es una familia hermosa, tanto individualmente, como en grupo, y mi sueño como artista sería seguir pisando escenarios importantes como Viña del Mar y el Madison Square Garden, así como otros escenarios importantes que debe haber, conocer nuevos países y seguir abriendo fronteras, hasta que en la selva amazónica nos escuchen.

Casi dos décadas después de ese primer show improvisado por una botella de ron, Matute ha demostrado que la fórmula de su éxito no radica en la nostalgia por sí sola, sino en la sinergia de seis almas que encontraron en los 80 un lenguaje común. Son una familia musical que funciona como un reloj suizo, donde la amistad es el engranaje principal y la pasión es el motor que todo lo mueve. Más que una banda, se han convertido en custodios de un legado, demostrando que cuando el amor por lo que haces es auténtico, el eco de tu música puede, efectivamente, trascender el tiempo.

Somos una revista mexicana de estilo de vida para mujeres y hombres. Únete y conoce lo último en lujo, moda, cultura, entretenimiento, salud, viajes y más.

La guía perfecta para ella y él.

Log In

SÍGUENOS EN