El bromance no es una moda: es el nuevo lenguaje de la amistad masculina.
Durante décadas, la cultura pop nos enseñó que los hombres debían ser rudos, reservados y discretos con sus emociones. Pero los tiempos cambian, y con ellos, también el lenguaje afectivo. En ese contexto, el bromance —esa mezcla entre brother y romance— ha dejado de ser un chiste o un término de redes sociales para convertirse en una expresión válida de afecto, complicidad y vulnerabilidad entre hombres.
Desde películas hasta series, pasando por el mundo del deporte y la música, los ejemplos sobran: Pedro Pascal y Oscar Isaac, Ryan Reynolds y Hugh Jackman, León Larregui y Adán Jodorowsky… Todos representan una nueva forma de entender la cercanía entre varones sin que eso implique confusión ni estigma.
Una redefinición necesaria
A diferencia de las viejas narrativas masculinas donde la amistad era una especie de lealtad silenciosa, el bromance invita al cuidado activo: el abrazo espontáneo, los mensajes de apoyo, la risa compartida y, por qué no, las vacaciones juntos o incluso fotos en redes con captions cursis. Esta cercanía no amenaza la masculinidad, la enriquece.
¿Por qué importa?
Porque los hombres, como cualquier persona, necesitan redes de afecto que no se limiten a la pareja romántica o a la familia. Y porque romper con la idea de que la masculinidad exige dureza emocional es, hoy por hoy, un acto de salud mental. El bromance es una forma de compañía profunda, sin exigencias, donde se permite ser vulnerable y auténtico.
Del cine a la vida real
Películas como Superbad, The Intouchables, o series como Ted Lasso y The Bear, han visibilizado estas dinámicas. Pero más allá de la pantalla, se trata de un fenómeno que se refleja en grupos de amigos, hermanos o colegas que simplemente entienden que demostrarse cariño no les hace menos hombres.
¿Y si el bromance se vuelve tendencia?
No es necesario viralizarlo ni ponerle hashtag. Lo importante es permitir que exista. Celebrar el bromance es abrir espacio para una masculinidad más sana, emocionalmente disponible y libre de prejuicios. Y eso, definitivamente, no es una moda, es evolución.





