El uso terapéutico de la cannabis está en auge y un emprendimiento mexicano está logrando lo que antes se consideraba impensable.
Por amor
En 2015, a la madre de Antonio Martínez le detectaron cáncer terminal en la lengua por tabaquismo. Luego de ser desahuciada por el Hospital Parres en Cuernavaca, Morelos, y por el Instituto Nacional de Cancerología en la Ciudad de México, ambos se dirigieron al Hospital General de México donde decidieron atenderla con quimioterapia y radioterapia. Aun así, los pronósticos eran malos: le dieron seis meses de vida.
Su madre se sometió al tratamiento en un intento por salvar su vida. “Al recibir la primera quimioterapia me dijo que se quería morir porque se puso muy mal y no quería volver a pasar por eso”, nos cuenta Martínez. Al verla en ese estado, Antonio comprendió que debía apoyar su decisión y se dirigió al Hospital para avisar que pararían el tratamiento pues la demanda de lugares es mucha y otra persona podría necesitarlo.
Primer encuentro con el Cannabis
“Cuando llegué, la sala de oncología estaba casi vacía, lo cual es muy raro. Pregunté qué pasaba y me dijeron que todos estaban en el auditorio. Fui para allá para ver si podía hablar con el médico y había un simposium de un médico canadiense y uno suizo que hablaba sobre el cannabidiol. Al escuchar esto, inmediatamente me vino a la memoria el cannabis. No sabía nada sobre sus usos medicinales y terapéuticos, solamente sabía que era algo que se fumaba”.
Antonio no pudo pasar al simposium porque era exclusivamente para médicos y profesionales de la salud. Pero cuando- regresó a su casa, se puso a investigar en internet sobre los tratamientos con marihuana para el cáncer. “En ese momento conocí un mundo del cual no tenía ni idea y me llamó mucho la atención la investigación de la doctora española Cristina Sánchez (titular de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad Complutense de Madrid, quien desde finales de los 90 ha centrado su investigación en el estudio de la señalización cannabinoide en el contexto oncológico), en la que se demostraba que a nivel in vitro el THC mata todas las células cancerígenas. Así comenzó su acercamiento a la investigación de las propiedades del cannabis.
Martínez le mostró a su madre lo que había encontrado. Ella, entendiblemente, tenía muchas dudas y prejuicios sobre la marihuana, pero “ya habíamos probado de todo y el cáncer seguía creciendo. Así que conseguí marihuana, tomé un taller sobre usos terapéuticos y extracción de aceite del cannabis y le hice su primer aceite a mi madre”.
Antonio aprendió una manera rústica de elaborar el aceite, pero al dárselo a su madre, maravillosamente se le fueron los vómitos, los dolores, regresó su apetito, pudo volver a dormir y el ánimo le cambió. “¡Quedamos sorprendidos! Me pidió regresar a la radioterapia, pero no a la quimio”.
Alive, la flor de la vida
En las radioterapias a las que asistía su madre había 32 señoras más recibiendo tratamiento. Su madre les empezó a platicar sobre el aceite y todas se interesaron. “A mí me daba mucho miedo, pues todavía había mucho tabú, pero se lo compartí a todas, y a todas les fue bien. Así fue como empecé en esto”.
En el curso que tomó para poder ayudar a su madre, Antonio conoció a un doctor que le dijo que estaba hecho para eso y le pidió que le vendiera el aceite que él elaboraba. “El doctor fue mi primer cliente. Fue la primera que recibí dinero a cambio. Así nació Alive.
Despenalización
En ese momento, todo lo relacionado con la marihuana funcionaba de manera muy clandestina. En el 2015, aún era muy penado su uso y solamente eran tres personas en México los que la vendían, entre ellos Martínez. Para el 2017, el expresidente Enrique Peña Nieto despenalizó el cannabis y la colocó en un rubro más medicinal, todo gracias al activismo y al caso de Grace Elizalde, quien fue la primer paciente en recibir cannabidiol de manera legal para combatir las crisis de epilepsia que sufría.
Dos años después, una mamá del colectivo llamado Mamá Cultiva logró que su hijo fuera el primer paciente recetado con THC de forma legal. Posteriormente, vinieron los amparos que buscaban que hubiera jurisprudencia en México y se quitara de la ilegalidad el cannabis en el país.
Una nueva etapa
En ese mismo año, 2015, Paulina Chávez conoció a Antonio en un curso de Canativa. “Yo ya vendía trufas de chocolate con cannabis a conocidos, pero también estaba buscando a alguien que vendiera aceites”.
El rumbo de Alive cambiaría para siempre con su llegada. En ese momento Antonio elaboraba sus productos de manera muy rústica y Paulina llegó a darle presencia al proyecto, dándole formalidad a la empresa y con el comienzo de la distribución. Paulina vio un emprendimiento que valía mucho la pena y que funcionaba. Así que quiso saber cómo aportar algo.
Juntos empezaron a ver qué había en el mercado y comenzaron a tomar ideas. Además, comenzaron a formar un equipo: una persona que cultive, un aliado de ventas, un diseñador, una contadora, distribuidores, entre otros. “Estamos trabajando para sacar adelante a una empresa de manera colectiva, pues creemos en la economía cooperativa y en que este producto pueda hacer que una pequeña comunidad de personas pueda vivir de manera digna y en la que todos puedan explotar sus capacidades creativas y profesionales”, explica Chávez.
Cannabis medicinal
Al principio, Paulina y Antonio compraban marihuana, pero no sabían claramente la procendencia de la planta. Así se dieron cuenta de que lo primero era encontrar buenos productores de cannabis de grado medicinal, por lo que Martínez se dio a la tarea de buscarlos y así conoció a unas personas que llevaban treinta años cultivando cannabis de grado medicinal pero que no le vendían a cualquiera. “Me pidieron muchos requisitos para venderme, entre ellos hacer activismo, ir a plantones, a marchas. Hice todo lo que me pidieron y logré que me vendieran”.
Cuando se habla de cannabis de grado medicinal se hace referencia a un proceso que empieza desde la selección de la semilla (la cual tiene que ser de buena calidad y feminizada), que el sustrato esté limpio, que el riego sea controlado y que los campos de cultivo estén muy cuidados.
Además, es importante que, en cada una de las etapas de crecimiento de la planta ésta vaya recibiendo los nutrientes necesarios hasta lograr el producto final. Cuando están listas, se cortan, se les hace un lavado, se colocan en oscuridad para secarlas y se almacenan de manera correcta. Tal como nos explicó Antonio, es importantísimo conocer la procedencia de la plata porque se dice que algunas vienen con diésel, prensadas, con hongos, insectos, etcétera.
Antonio tomó su primer curso en 2015, y hasta la fecha se sigue actualizando y capacitando, y tanto Paulina como él están certificados en el uso medicinal del cannabis. Además, Antonio tomó un curso en Colombia y ellos le enseñaron todas las técnicas que actualmente utiliza. También conoce lo que hacen en Holanda, y, actualmente, está tomando un diplomado en la UNAM sobre los usos terapéuticos del cannabis.
THC y CBD
Antonio comenta que él se atreve a decir que el THC tiene más valores terapéuticos que el CBD. “Los dos son psicoactivos. Todas las sustancias que entran al cuerpo y causan alguna alteración causan psicoactividad. La diferencia es que el THC llega a una parte del cerebro donde se produce la euforia y causa efectos psicotrópicos. Pero para que esto suceda, los productos se necesitan procesar con temperaturas mayores a los 80 grados centígrados. Nuestros tratamientos los elaboramos a una temperatura de 60 grados centígrados, debido a esto, nuestros productos son puramente medicinales”.
Además de ser un neuroprotector, el THC tiene la capacidad de atravesar regiones del cerebro en las que ningún otro cannabinoide puede. Es en estas regiones donde el THC inhibe el dolor, un tratamiento importante para afectaciones fuertes o cuidados paliativos.
Por otra parte, el THC es el que invita a las células cancerígenas al suicidio y llega a todas las partes del cuerpo. “Todos los mamíferos generamos nuestros propios endocannabinoides y el principal es la anandamida, cuya estructura química es casi idéntica a la del THC. Cuando dejamos de producirla como deberíamos, cuando hay una falla en nuestros sistemas, entra el THC y los demás cannabinoides generando un proceso conocido como efecto séquito y el principal protagonista es el THC, seguido por el CDB, el CNG, el THCB y demás fitocannabinoides”, nos explica Martínez.
De forma muy clara, Antonio nos detalla: “si tú, por ejemplo, vas a tratar una enfermedad como el cáncer o una enfermedad neurodegenerativa como la esclerosis múltiple, necesitas pelear con todo un ejército. Si nada más las atacas con el CDB es como sólo ir con arqueros, pero si vas con los demás cannabinoides, es ir con toda la armada”.
Es importante mencionar que todos pueden consumir aceite de cannabis pues no hay dosis letal y no genera dependencia, es decir, se puede dejar cuando se quiera, sin efectos contrarios. Por su parte, los efectos secundarios de consumir no son importantes, pueden ser desde un poco de mareo (y eso si se pasa de las dosis recomendadas) hasta sed y hambre. “Nosotros siempre recomendamos una dosis mínima aceptable a una dosis máxima tolerable. Además, si alguien necesita una consulta médica, tenemos con quien referirlos. Si quieren saber si pueden tomarlo, tenemos asesores que pueden resolver sus dudas”.
Productos Alive
Paulina y Antonio tienen el apoyo de aliados estratégicos, quienes cuentan con laboratorios profesionales de millones de pesos y que les prestan o rentan para crear productos de la mejor calidad.
Todos sus productos pasan por procesos de calidad, desde la planta hasta el ozono con el cual eliminan todas las impurezas que aún pudiese tener el aceite. “Contamos con toda la maquinaria necesaria para quitarle todas las impurezas y metales pesados al producto. Este es un proceso de fórmula magistral. La planta de la marihuana está formada por 5000 componentes de los cuales sólo 70 tiene efectos terapéuticos. Así que hay que eliminar a todos los demás y eso es lo que ALIVE hace”.
Antonio nos explica que en Alive llevan a cabo todo esto porque saben sobre la importancia que tiene el proceso de elaboración de un buen aceite. “A mí no me hubiera gustado que mi madre hubiera usado un producto que en lugar de beneficiarla la fuera a perjudicar”.
La gente que les compra, desgraciadamente, los ve como su última opción. Antonio nos comenta: “los cánceres con los que nos voltean a ver ya están muy avanzados y ya hay muy poco que hacer, pero se les da mucha calidad de vida”. Sin embargo, cuando aún están en etapas primarias, sí hay mucho por hacer. “Mi madre fue una sobreviviente de cáncer y así como ella, han habido muchos. Actualmente, 3000 familias se han visto beneficiadas con los productos de Alive”.
Alive cuenta con diversos aceites de cannabis. Tienen una presentación de 5000 mg de concentración, el cual es principalmente para personas con cáncer, fibromialgia, Parkinson y neuropatías importantes. Ofrecen otro que es el más vendido y el cual tiene 3000 mg de concentración y lo usan personas con problemas de ansiedad, aquellas a las que se les inflama alguna parte del cuerpo, otras que necesitan una ayuda en sus niveles glucémicos y los que quieren regular un poco la hipertensión.
También cuentan con su ya clásica pomada que se ha convertido en uno de los productos consentidos, es muy beneficiosa para la artritis, dolores musculares, golpes, etc. y como contiene cera de abeja ayuda en la cicatrización, la piel atópica y la psoriasis. Asimismo cuentan con un lubricante a base de agua y tres versiones de gomitas: unas con mayor concentración de THC, otras con menor y otras con sólo CBD.
“Seguimos desarrollando más productos conforme la misma población lo va requiriendo. Tenemos planes de seguir creciendo y hacer productos de cosmética con CBD. Nuestra pomada la utilizan muchas señoras para las arrugas en el rostro. Pero queremos sacar una línea cosmética exclusiva. Ya hemos sacado algunas pruebas de serum facial, cremas y la aceptación ha sido muy buena”, nos comentan.
Una gran diferencia entre los productos de Alive y los demás en el mercado es que manejan microdosis. A diferencia de los productos norteamericanos en los que se tiene que tomar goteros completos para empezar a obtener algunos beneficios, con las microdosis la absorción es más fácil, llega al intestino delgado y se empieza a metabolizar muy bien. Con sus 8 años de experiencia, Alive puede afirmar que “a cada 9 de 10 personas les va muy bien con sus tratamientos”.
Finalmente, Antonio nos cuenta: “el próximo año vamos a empezar un protocolo de investigación científica con doctores, de manera muy formal, en el que vamos a demostrar los usos terapéuticos que benefician a la salud del paciente porque queremos que en algunos años nuestro producto esté avalado como grado medicinal”.