José Ron, proyectos del corazón

Charlamos con el actor mexicano José Ron, quien nos cuenta de su participación en pantalla y sus pasiones, pero sobre todo, de cómo está enamorado de la vida.

Fotografía: Rodrigo Álvarez
Stylist: Emanuel Catrina
Maquillaje & cabello: Andrea Moreno
Management: Manu Navarro
Entrevista: Aarón Zavaleta

El gallo de oro es una adaptación de Juan Rulfo y es la nueva apuesta de Vix, ¿cómo has cruzado este proyecto y qué te estás llevando de él?

Este proyecto me ha marcado, soy fan de la novela del gran escritor y tenemos la bendición de poder contarla en una serie y podremos ver la vida y la suerte de cada uno de los personajes. Esto no es sencillo debido a que todos los personajes están conectados y algunos están rotos por dentro, entonces veremos cómo se van transformando, en particular la historia de Dionisio, que nos relata que la vida puede cambiar en un segundo, y la parte del realismo mágico a través de Bernarda es algo que el espectador va a disfrutar. Nosotros estamos muy contentos con el resultado, sobre todo orgullosos debido a todo lo que conlleva esta gran producción. 

Has comentado en entrevistas que al ser una adaptación, es un reto y a la vez una razón importante para ti para tomar el proyecto:

Fue un orgullo tomar el personaje de Dionisio, y sí fue un gran reto porque sufre muchos cambios y la vida lo golpea pero sigue adelante, tomando los cambios con toda la actitud, también el cambiar mi aspecto físico fue algo difícil pero lo hice con todo el corazón y amor a mi personaje.

Tu personaje, Dionisio Pinzón, háblanos sobre la preparación psicológica, la cual has comentado que fue de la mano de Silvia Juárez:

Ella fue un elemento muy importante para mi interpretación, creo que hubiera sido diferente sin ella, me apoyó mucho y espero que ella se sienta orgullosa de mi trabajo, también creo que el público ha aceptado mi personaje de forma positiva.

La producción fue en Hidalgo y San Luis Potosí, ¿cuánto tiempo de producción, cómo fue la vivencia en cada locación, el trabajo con el equipo y sus complejidades?

Para mí fue complicado y creo que todo el staff está de acuerdo, el estar lejos de casa por un largo tiempo es difícil, en mis días libres viajaba a mi lugar seguro que es mi casa, convivir con mi familia y ver a mis perros. Tuve la fortuna de que en esta producción me pudo acompañar mi perrita Clara. En cuanto al staff, la convivencia con la producción fue maravillosa, el compartir la mesa con ellos y hacer un ambiente agradable es algo que no cambiaría por nada, en cada proyecto que participo los tomo como parte de mi familia.

Compartes pantalla con varios talentosos, incluso con Lucero que vuelve a la pantalla después de un largo tiempo. ¿Qué valoras más de este equipo y qué has aprendido?

Estoy completamente agradecido con todo el crew y el grupo de actores, nunca pensé compartir escena con Lucero que es una parte importante del medio mexicano, el cual yo admiro mucho, y este regreso bajo cámara lo hizo aún más especial, realmente estoy muy contento con todo este proyecto.

A su vez, en otro proyecto importante, La mujer del diablo, colaboras en pantalla con Adriana Louvier, con quien realizas esta portada de WM. ¿Platícanos sobre el proyecto y tu vivencia actoral con ella?

Adriana es una gran persona, una excelente actriz y una maravillosa amiga, y no exagero al decir que es parte de mi vida, la amistad que hemos forjado es algo súper especial, me sumó muchas enseñanzas y dentro de ese proyecto hicimos match para que todo saliera de acuerdo al plan.

Ambos proyectos han significado una nueva manera de trabajar en pantalla por la narrativa cinematográfica, ¿en qué encuentras esos contrastes más complejos? Estoy de acuerdo, pero recordemos que la magia de toda producción ya sea cine o serie, se le puede dar su propio enfoque o narrativa y eso se agradece mucho, tener la oportunidad de contar con el tiempo para prepararse, da como resultado algo favorable. Hoy en día, el público se aburre de ver lo mismo y estos proyectos son completamente diferentes, por eso el espectador lo recibió con mucho gusto y de mi parte ambas producciones las guardaré en mi corazón.

Otra de tus facetas es la música, ¿es una pasión que podría ponerse al nivel del ámbito actoral? ¿Cómo empezaste a tocar? ¿Cómo se formó la banda Koktel?

El amor a la música siempre lo tengo presente, es de los amores de mi vida, no podría decidir si por la música o la actuación porque son algo esencial en mi vida, por eso me tomo el tiempo para ambas. La banda Koktel se formó con un grupo de amigos en común y sobre todo un amor por la música. Ha sido complicado jalar público a los shows porque me asocian mucho con la carrera de actuación, pero cuando la gente se da tiempo de escucharnos, se da cuenta que es un proyecto completamente profesional, donde entregamos el alma en cada presentación y salen enamorados del grupo. En mí aplica la frase de “Nunca es tarde para hacer lo que quieres”, comencé a practicar música tarde en mi vida, pero he estado estudiando y estoy contento con el proyecto musical.

Y además, en tus ratos libres, te das el gusto de jugar futbol, ¿llegaste a pensar en ser futbolista profesional?

Me hubiera gustado ser futbolista, es uno de mis sueños frustrados, actualmente estoy en un equipo de fútbol dentro del Club América, el compartir la cancha con mis amigos es algo que no puedo dejar de hacer, el balompié es otro de mis amores de la vida.

¿Hacia dónde estás llevando tu carrera actualmente? Estoy orgulloso de lo que he logrado recorrer en toda mi vida, los proyectos o las cosas que hago, siempre los hago con el corazón y porque me hacen feliz, siempre trato de ponerme un reto y lograrlos, entonces he llevado mi vida hacia donde he querido,  siempre tengo claro lo que quiero y siento, no me considero un actor o persona que está involucrado en chismes, hago siempre lo que me hace bien a mi persona y esto también incluye los proyectos, trato de enamorarme de cada papel que toco y se ve reflejado en el producto final, el público es el que lo nota y acepta siempre los proyectos con todo el corazón.

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